Herencias invisibles: cómo las historias de tu familia viven en ti
- Veronica Valverde J.

- Nov 14, 2022
- 5 min read
Realizando un retiro matrimonial por ahí del 2015, descubrí el rastro de una herencia invisible, encubierta y profundamente dolorosa, todo empezó con un testimonio de una mujer que como parte del retiro compartió como había sido infiel a su esposo durante muchos años, este testimonio generó un llanto inconsolable de mi parte por horas sin comprender lo que pasaba dentro de mi, pues lloraba sin ser este un asunto que resolver en mi historia y sin comprender mi nivel de afectación.
Pasaron alrededor de 6 años desde ese retiro, cuando conversando con mi mamá me enteré de una herencia invisible y transgeneracional que habitaba en mi…
Al rastrear el nombre de mi bisabuelo para hacer un estudio de la genealogía, mi mamá me respondió: cuál de los dos? Al recibir esa inesperada respuesta, iniciamos una conversación reveladora: mi mamá me contó que mi abuela materna fue vista como hija del abuelo Sanchez, pero era hija de otro señor que no era mi abuelo, y me comentó que mi abuelo Sánchez murió con la incertidumbre de si mi abuela realmente era su hija, pues físicamente era muy diferente del resto de sus hermanos y con frecuencia la preguntaba a mi abuela si ella sabía si él era su papá…
Cuando mi mamá me compartió toda esta historia, inmediatamente recordé mi descompensación emocional el día del retiro y el llanto desconsolado ante el testimonio de una mujer que había sido infiel por años, ese día todo tuvo sentido y pude identificar que el llanto del retiro era una herencia invisible por un dolor emocional producto de memorias heredadas.
¿Suena extraño? Puede ser. Pero tiene explicación.
Así como heredamos el color de los ojos, la forma de la cara, la altura o contextura del cuerpo, también heredamos temperamentos, emociones y memorias.
La herencia de todos los factores emocionales, es lo que yo llamo las herencias invisibles o transgeneracionales y son esos puntos de convergencia donde se entrelazan la biología, la psicología y la energía en un mismo lugar.
Y aunque la mayoría de las veces, las herencias invisibles son inconscientes, pueden llevarnos a repetir historias, patrones o dolores que no nacieron con nosotros… pero que sí viven en nosotros y generan de manera inconsciente la reproducción de patrones de comportamiento, los cuales están determinados por los siguientes principios:
1. Principio de la herencia biogenética
Gregor Mendel, considerado el padre de la genética, descubrió que existen tres leyes que explican cómo la información biológica se transmite de generación en generación:
Ley de la uniformidad: los hijos de padres con características similares tienden a parecerse.
Ley de la segregación: heredamos una parte del material genético de cada progenitor.
Ley de la transmisión independiente: los rasgos se heredan de forma separada unos de otros.
Gracias a estas leyes comprendemos por qué una enfermedad o un rasgo físico puede no manifestarse en los hijos, pero sí aparecer en los nietos o bisnietos. De hecho, la ciencia confirma que en la tercera generación pueden surgir con más fuerza ciertos patrones hereditarios, tanto físicos como emocionales.
Por ejemplo, enfermedades como la diabetes, el cáncer, el asma o la hipertensión tienen una base genética que puede transmitirse silenciosamente entre generaciones. Y lo más interesante: hay conductas que también muestran un componente heredable.
Estudios de la American Academy of Child & Adolescent Psychiatry y de la University of Rochester Medical Center revelan que los hijos de personas alcohólicas tienen hasta cuatro veces más riesgo de desarrollar dependencia al alcohol que quienes no tienen ese antecedente.
Eso significa que la vulnerabilidad puede heredarse, y que nuestras células guardan información, no solo de cómo funciona nuestro cuerpo, sino también de cómo ha vivido nuestra familia.
2. Principio de la energía
La física cuántica nos enseña que todo en el universo es energía, pues todo ser con vida está conformado por células y estas por átomos —y dentro de los átomos cada partícula subatómica como protones, neutrones y electrones— vibra constantemente, es decir hay movimiento y donde hay movimiento, hay energía.
Ahora, imagina esto: según datos de la Universidad de Washington, una célula humana contiene cerca de 100 billones de átomos, y el cuerpo humano tiene unas 30 billones de células, por lo que nuestro interior está conformado por todo un sistema energético que está en constante movimiento y vibración.
Y si a este comportamiento añadimos que cada célula contiene material genético de nuestros antepasados, entonces cada partícula de energía que nos compone también lleva historia.
Por eso, cuando sentimos emociones intensas —miedo, ira, tristeza— sin causa aparente, puede que no sean completamente nuestras, podrían ser memorias energéticas heredadas que buscan liberación, tal como me sucedió a mi en el retiro.
Esa experiencia personal, junto a otras también muy reveladoras me han permitido comprender que a nivel biológico heredamos ADN, y a nivel energético heredamos información invisible: emociones no resueltas, duelos silenciados, secretos guardados, historias inconclusas. Todo eso forma parte de un campo energético familiar que sigue vivo, actuando a través de nosotros hasta que alguien —tú, por ejemplo— decida observarlo y sanarlo.
Y es importante mencionar que sanar no es romper con la familia, sino liberar lo que no es tuyo y honrar lo que si te pertenece: tu camino de consciencia y libertad.
Ahora bien, para honrar ese camino de consciencia y libertad, acá te dejo cuatro pasos que, desde mi experiencia personal y profesional, abren el camino hacia la conexión interior para soltar esas herencias invisibles o transgeneracionales:
1. Observa
El primer paso es consciencia, observa los patrones que se repiten en tu familia: enfermedades, quiebras económicas, duelos no resueltos, relaciones fallidas, divorcios, infidelidades, miedos, no los juzgues ni los niegues, obsérvalos y escudríñalos.
2. Acepta
Aceptar abre espacio para sanar, debido a que si niegas persistentemente, generas resistencia, pero lo que se observa y se acepta, se transforma.
3. Libera
Liberar es soltar con amor lo que no te pertenece. Es honrar a tus ancestros diciendo:
“Gracias por lo que me diste, gracias por lo que viviste, pero elijo no repetir tu dolor.”Puedes hacerlo a través de rituales, escritura, terapias o procesos conscientes de perdón. Cada acto de liberación es un movimiento de amor hacia ti y hacia las generaciones que vienen.
4. Evoluciona
Después de observar, aceptar y liberar, llega el momento de integrar y evolucionar, puedes elegir y decidir ser la primer persona de tu linaje que hace y marca una diferencia, pero para eso debes tomar acción diaria para que tu proceso de evolución sea eficaz.
Si bien, todos somos herederos de algo más grande que nuestra propia historia, podemos a través de la consciencia y el amor transformar la manera en que esa historia continúa en nosotros.
Es tiempo de desatar tu poder y liderar tu vida!!!


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